El pasado viernes 15 de mayo era la fecha fijada para celebrar nuestra querida fiesta del colegio. Cada curso es un día muy esperado por toda la Comunidad Educativa preparado con tiempo, esfuerzo y cariño. Este año la situación ha hecho que las fiestas sean, por primera vez, completamente distintas. A pesar de que no hemos podido estar todos juntos, hemos podido disfrutarlas de otra manera.
Cambiamos nuestra tradicional Misa por una preciosa celebración realizada con mucho cuidado y cariño por Emilio y Álvaro, dos sacerdotes a los que les agradecemos este gran detalle.
Los concursos que preparábamos también se han tenido que adaptar a la situación transformándose en actividades vía telemática pero, curiosamente, quizás más emotivas y cercanas que nunca. Nuestros alumnos han felicitado a las Hermanas Misioneras de Acción Parroquial con postales que han recibido con mucho agradecimiento y alegría. Las familias nos han abierto sus hogares vistiéndolos con las mejores galas para la ocasión. Lanzamos un reto para quien se atreviera a descubrir qué profesor se escondía detrás de las caritas de niños que un día tuvieron, reto que fue acogido con mucho éxito. Y por último quisimos conservar la ya tradicional exhibición de talentos con la que nuestros alumnos nunca dejan de sorprendernos con sus muchas aptitudes.
Para acabar con un buen sabor de boca, pudimos ver un resumen repleto de imágenes de la fiesta del curso pasado. Un bonito recuerdo que seguro sacó a más de uno una sonrisa. Sonrisa que queremos que permanezca hasta que, ojalá, el curso que viene volvamos a disfrutar todos juntos de nuestra querida fiesta del colegio. Porque lo único importante es que nada frene la ilusión de seguir celebrándola unidos.
